Bugaba, Chiriquí. Durante una visita técnica del Banco de Desarrollo Agropecuario, liderada por el Ing. Emigdio Rodríguez, Gerente General de Asistencia Técnica, a la finca de la señora Marieth Concepción, ubicada en Sioguí, distrito de Bugaba, provincia de Chiriquí, se pudo constatar la implementación exitosa de prácticas agrícolas modernas en el cultivo de arroz. En una superficie de 18 hectáreas actualmente en la fase de embuchamiento, la productora ha adoptado tecnologías que le han permitido reducir significativamente sus costos de producción, manteniendo altos estándares de eficiencia.
Para la siembra, utilizó solamente 2 quintales por hectárea de semilla certificada de la variedad FCA 616, aplicadas al voleo. Esta práctica representa una importante innovación frente al método tradicional, que utiliza hasta 4 quintales por hectárea. Gracias a esta reducción en la densidad de siembra, la productora logró disminuir sus costos en B/. 200.00.
Además, trató las semillas con Trichoderma combinado con Tiodicarb. El Trichoderma contribuye al control de hongos transmitidos por semilla y estimula el desarrollo radicular, fortaleciendo la planta desde sus primeras etapas. Esta estrategia permitió aplicar solo 5.5 quintales de fertilizante por hectárea, lo que representa un ahorro adicional de aproximadamente B/. 154.00.
En cuanto al manejo fitosanitario, se realizaron únicamente tres aplicaciones de herbicidas —dos en preemergencia y una en posemergencia temprana— así como una aplicación preventiva de fungicida. Este manejo oportuno permitió un desarrollo saludable del cultivo sin afectar su crecimiento.
La experiencia de la señora Concepción es un ejemplo concreto del impacto positivo que tiene la adopción de tecnologías agrícolas en el cultivo del arroz. Estas prácticas, son promovidas por el Banco de Desarrollo Agropecuario (BDA) bajo el lema “Solidez financiera y reducción de costos”, están alineadas con las tecnologías generadas por diversas instituciones y empresas privadas, y difundidas en el país durante los últimos tres años con el apoyo del IICA.
Este caso demuestra que la innovación tecnológica en el agro es posible y necesaria para transformar a los productores en empresarios prósperos, capaces de convertir el cultivo del arroz en una actividad sostenible y rentable.